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Conozca Abadía Retuerta

un lugar con historia

Descubra Abadía Retuerta

Parar el tiempo y sentir la vida 

Abadía Retuerta es guardián de la historia y de un lugar de encuentro entre la tierra y la vida. Un ecosistema de vivencias donde cada una tiene una historia detrás que merece ser contada, vivida y compartida.

Guardianes de un legado

Guardianes de un legado

Nuestra misión

Un legado que la naturaleza y la historia nos ha dado y tenemos que gestionarlo de una manera responsable y sostenible para traspasarlo a próximas generaciones en mejores condiciones. Lo que la naturaleza nos entrega, lo devolvemos aportándole alma y pasión por lo que hacemos.

Universo de experiencias

Universo de experiencias

Nuestro propósito

Un proyecto que nace del vino, pero que se magnifica con la ilusión de crear experiencias únicas y memorables. Todo tiene una historia detrás que merece ser contada.

Referentes en vino y hospitalidad 

Nuestra visión

Un universo de vivencias alrededor del vino, la historia, el arte, el bienestar y la gastronomía.

El mantra de Abadía Retuerta

El mantra de Abadía Retuerta

Somos Atemporales

Fusionamos pasado y presente para el futuro. Abadía Retuerta nació en el S.XII y vino para quedarse. Aquí no hay prisas, queremos que la marca trascienda, que perdure en el tiempo. Siempre con respeto, dedicación y con un espíritu de superación que nos ayuda a ser cada día mejores.

Somos Sensibles

En Abadía Retuerta somos capaces de emocionar. Ponemos alma y corazón en todo lo que hacemos.

Somos Verdaderos

Lo que más valoramos es sorprender. Ser parte de sus recuerdos, de esas vivencias que te producen sentimientos de alegría, nostalgia, tranquilidad… emociones que no tienen precio.

Somos Generosos

Somos una marca que comparte todo lo que tiene, su legado histórico, su paraje, sus mejores uvas. Todo para que el consumidor lo disfrute y se sienta partícipe.

Nuestra historia

DESCUBRE NUESTRO LEGADO

La Abadía de Santa María de Retuerta fue fundada a finales del siglo XII, a orillas del río Duero (en el término municipal de Sardón de Duero), y ha permanecido como testigo dentro de los límites de la finca Retuerta. Se trata de una de las obras más importantes del románico en la provincia de Valladolid. Su fundación data del año 1146 por parte de Sancho Ansúrez, primer abad y descendiente del Conde Pedro Ansúrez, fundador a su vez de la villa de Valladolid.

Fue la Orden Premostratense, en la que Sancho Ansúrez estaba ordenado como canónigo, la encargada de establecerse en Retuerta, constituyéndose como casa–madre de la orden en España.

Desde sus orígenes, el monasterio de Santa María de Retuerta contó con el apoyo de la monarquía, pontífices y particulares, y es en este monasterio donde se celebraron los Capítulos Generales de la orden. Además, a partir del siglo XVII se convierte en Noviciado General de la orden en España.

Los diversos documentos encontrados colocan a estas tierras como una explotación antiquísima y con gran arraigo y tradición en el cultivo de la vid, alrededor de la Abadía Santa María de Retuerta. Todo ello refuerza el gran potencial turístico de la zona al combinarse el interés cultural de los grandes edificios históricos con el atractivo de los vinos de calidad.

La Desamortización de Mendizábal en 1835 determinaría la expulsión de los monjes del monasterio. Pasó entonces a manos del Estado, quien lo cedió a diferentes empresas y particulares hasta que en 1988 la finca pasó a ser propiedad del Grupo Novartis, que con todo su empeño ha retomado exitosamente su ancestral actividad vitivinícola, ahora a través de la Bodega Abadía Retuerta, y hoy Abadia Retuerta Le Domaine.

Consta de estilos arquitectónicos muy diferenciados: tardorrománico y gótico con elementos de los siglos XVI, XVII y XVIII. Si el patrimonio se ha salvado en muchos lugares gracias a iniciativas eclesiásticas y a la administración, en algunos casos como el del Monasterio de Retuerta ha sido la iniciativa privada empresarial la que ha sabido poner en valor el patrimonio histórico, salvando a este importante monumento de la destrucción que padecieron otros muchos.

Disperso está su patrimonio escultórico o pictórico aunque no perdido, pues hoy se pueden admirar en otros emplazamientos. La fachada muestra una ampliación de la loggia sur del claustro, que es la Hospedería. Por encima la espadaña – campanario se sitúa junto a la cabecera de la iglesia. Data de los años 1655-1656.

La iglesia, que tiene función de apostolado (espadaña), conserva una planta irregular. Destaca el cabecero de estilo románico frente a partes construidas en etapas posteriores, que se ubican en el gótico septentrional. También merecen una reseña individual el claustro, la sala capitular y el refectorio.

El claustro situado en lado sur de la iglesia articula las dependencias donde encontramos el refectorio, ubicado de forma paralela a la panda del claustro, y no perpendicular como en los monasterios cistercienses.

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