Nuestro enólogo Ángel Anocíbar es un personaje inquieto por naturaleza que no se cansa de experimentar. Sus elaboraciones más personales las recogemos en lo que llamamos Winemakers´ Collection (WMC), vinos únicos, de producciones muy limitadas (de entre 300 y 550 unidades numeradas) y con fermentaciones de entre 12 y 18 meses en barricas de roble francés, que sólo se encuentran en nuestros restaurantes del Hotel LeDomaine y en la propia tienda de la bodega en Sardón de Duero (y de forma privada para nuestros socios del Club The Craft).
Si estáis pensando en visitar Abadía Retuerta durante estos días y buscáis un regalo diferente de Navidad para sorprender a algún amante del vino, las etiquetas de la colección WMC son una excelente opción.
Estas “pequeñas locuras” a menudo dan la oportunidad de probar variedades de uva o formas de elaboración que son poco habituales en la zona o incluso totalmente atípicas en España. Pero la razón real de esta labor de experimentación es conocer mejor el potencial de nuestra finca y las variedades que se pueden adaptar a ella para seguir mejorando y evolucionando en la concepción de nuestra gama de vinos. Por ejemplo, gracias a uno de estos WMC, el blanco LeDomaine incorpora una pequeña cantidad de gewürztraminer.
Nuestro catálogo actual de “rarezas” incluye los siguientes vinos:
WMC Vendimia Tardía (Prado del Aceite). Es un vino dulce que elaboramos tanto con variedades tintas (puede ser tempranillo o touriga nacional) o blancas (verdejo) en aquellas añadas que conseguimos que se genere podredumbre noble (el hongo de la botrytis cinerea que deshidrata la uva y concentra azúcares sin que haya pérdida de acidez) en nuestro pago del Prado del Aceite. Lo más sorprendente de esta elaboración para Ángel Anocíbar es que “ya se trate de una variedad blanca o tinta, siempre se tienda a alcanzar el mismo color ambarino”.
WMC Touriga Nacional (Parcela Claudia). Este vino está elaborado con una de las principales uvas tintas portuguesas del Douro con interesante potencial en España, ya que debido a su buena acidez y menor grado alcohólico se comporta muy bien en añadas cálidas. “Trajimos personalmente los palos de viña en nuestro Land Rover desde los viñedos de Ferreira en Portugal”, recuerda Anocíbar. A modo de curiosidad, la mitad de ellos se han plantado sin injertar en nuestra parcela Claudia que, por sus suelos arenoso, es muy resistente a la filoxera.
WMC Gewürztraminer (Parcela Plaza de Toros). Pese a lo que cuesta pronunciarla, esta variedad centroeuropea es una de las grandes reinas de los aromas. La plantamos en la finca porque, por su ciclo corto, nos pareció que se adaptaba muy bien a la climatología del Duero y, de hecho, es uno de los ingredientes (en proporción muy comedida) de nuestro blanco LeDomaine. Estamos muy contentos de la complejidad aromática que conseguimos.
WMC Merlot (Parcela La Raya). No es una variedad tan atípica en España. De hecho, está admitida en el reglamento de la DO Ribera del Duero, pero sí es cierto que su cultivo no es fácil en el valle del Duero por la climatología más extrema frente a Burdeos, su región de origen. El principal problema es que hay un desfase entre la madurez de las pieles y las pepitas y el grado alcohólico, de modo que se corre el riesgo de que haya verdores y taninos vegetales en el vino. Hemos descubierto que la única forma de obtener buenos resultados con esta variedad es tener paciencia y dejar que vaya adaptándose a nuestra climatología para que alargue progresivamente su ciclo. En los últimos años estamos consiguiendo uvas interesantes para formar parte de nuestro Selección Especial y este monovarietal WMC es una buena muestra del equilibrio que puede alcanzar.
WMC Nebbiolo (Parcela Prado del Aceite). Es nuestra primera experiencia con la variedad estrella del Piamonte, una uva que no ha conseguido establecerse con éxito fuera de su lugar de origen. Da vinos de poco color pero de gran estructura que habitualmente requieren de bastante desarrollo en botella antes de ser consumidos. La hemos plantado en la zona más fresca de la finca donde a otras uvas les cuesta madurar. Nos gusta especialmente la finura de su perfil aromático que pensamos que puede ser un interesante ingrediente de futuro para nuestro Selección Especial.
WMC Graciano (Parcela Barco de Valdebellón). Esta uva secundaria en Rioja y muy difícil de trabajar por separado por su acusada acidez y carácter herbáceo responde a nuestra búsqueda de variedades de pH bajo que puedan complementar a los tempranillos de la finca, tal y como se hace habitualmente en Rioja. Este vino ha envejecido durante 30 meses en barricas de roble francés sin que la fruta se haya resentido en absoluto. Sin duda, la graciano formará parte de los Abadía Retuerta del futuro.
WMC Syrah (Parcela Ignacio). En Abadía Retuerta ya tenemos un tinto, el Pago Garduña, elaborado con esta variedad. Por eso, en este caso la experiencia se ha orientado a buscar un terreno que respondiera ante los retos del cambio climático que implica añadas cada vez más extremas y contrastadas (muy cálidas o muy frías). Plantado en orientación sur el viñedo madura de forma precoz, lo que nos permite realizar una vendimia temprana en añadas cálidas. Lo bueno es que en cosechas frías consigue completar el ciclo y alcanzar una buena madurez. El vino es de color intenso, con buena estructura y una fantástica textura sedosa.
WMC Sangiovese (Parcela Prado del Aceite). Otra variedad italiana, en este caso de La Toscana, que ofrece un buen contrapunto al tempranillo por su buena acidez. La hemos plantado en una de las zonas más frías de la finca y se va adaptando poco a poco sin perder la tipicidad de sus aromas (cereza, guinda), el poco color y la frescura. Probarla sola es toda una experiencia para ver cómo es posible conseguir vinos de perfiles totalmente diferentes a lo que hacemos habitualmente.
WMC Resveratrol Cabernet Sauvignon (Parcela Pradera del Convento). Aquí el objetivo era elaborar un vino con la mayor concentración de polifenoles posible buscando el efecto saludable y antioxidante del resveratrol. Para ello, elegimos nuestro mejor cabernet, el del Pago de Valedebellón. Con objeto de no extraer los taninos verdes de la variedad se hizo una maceración prefermentativa a 65 ºC, se prensó y el vino fermentó como un blanco. (Dicha maceración a 65 ºC concentra mucho el mosto, lo que da lugar a un vino de 17% vol. de alcohol y algo de azúcar residual que sirve de contrapunto a la potente estructura y acidez del vino). Con cinco años de crianza en barrica, el resultado es de gran complejidad y muy diferente a todo lo que hayáis probado de esta variedad.
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