Vendimia 2023: una añada de «Vigneron»

Una nueva añada de cambio climático caracterizada por las altas temperaturas y por la sequía.

Las pocas lluvias registradas, sólo 193 litros de enero a septiembre, han llegado en los momentos más delicados del ciclo vegetativo por lo que hemos tenido que aplicar nuestra experiencia y gestión a medida en los diferentes terroirs de la Denominación de Origen Abadía Retuerta para conseguir los resultados esperados.

El ciclo comenzó con altas temperaturas en abril, con máximas de hasta 31ºC, lo que provocó que las variedades más precoces comenzaran a brotar. Cuando se da esta circunstancia de brotación temprana, siempre hay un mayor riesgo de heladas primaverales. Y efectivamente así fue, con temperaturas bajo cero el 16 de mayo, aunque el viento y nuestras torres anti-helada nos ayudaron a minimizar daños. En otras zonas del valle del Duero los daños han sido considerables.

Esta bajada drástica de temperaturas en el mes de mayo frenó el desarrollo de la viña.  Algunas variedades que necesitan más temperatura para brotar, como el Tempranillo, todavía no lo habían hecho, mientras que otras variedades tenían ya brotes de 15 cm. Esta diferencia de brotación se trasladó luego a floración, cuajado y envero. La heterogeneidad en los estados fenológicos fue importante. Pudimos ver racimos en tamaño guisante y otros apenas cuajados. Esta situación de inicio de ciclo ha marcado la añada 2023.

Golpes de calor, pocas lluvias y a destiempo

Desde el 21 de mayo, ha habido nubes y lluvias prácticamente todos los días hasta mediados de junio. Fue necesaria nuestra experiencia en la aplicación de nuestros modelos predictivos de control de enfermedades para aportar los tratamientos ecológicos justos, necesarios y en el momento adecuado. Ni uno más.

En verano tuvimos algunos golpes de calor, pero los más extremos se dieron al final del ciclo. A finales de agosto hubo 8 días con máximas de más de 40º C que bloquearon totalmente la madurez. Al final del verano es cuando la viña está más fatigada y cuando más acusan estos fenómenos extremos propios del cambio climático. Nuestros riegos de “supervivencia” contribuyeron a aliviar la situación.

Luego en septiembre, justo antes comenzar la vendimia llegaron de nuevo las lluvias, momento en el que se puede desarrollar la podredumbre noble, y ya no es posible tratar. Vino bien el agua tras el golpe de calor, sí, pero puede traer problemas de enfermedades de final de ciclo.

Una vendimia larga y compleja

La elección de las fechas de vendimia es la decisión más difícil del año y particularmente crítica para las primeras variedades que se cosechan, las variedades blancas. A primeros de septiembre los días son todavía largos y de insolación, vendimiar 3 días más tarde puede cambiar por completo el perfil del vino buscado. Se vendimiaron entre el 7 y el 13 de septiembre.

El 18 de septiembre se comenzó la vendimia de los primeros tempranillos. Este primer tercio de vendimia nos traía uva con buena madurez fenólica, y grado alcohólico moderado. Luego llegó un veranillo de San Miguel muy intenso con temperaturas, más de verano que de veranillo, la uva llegaba a bodega sana y con los parámetros esperados en una añada de estas características. Las últimas parcelas llegaron ya con más concentración, taninos muy maduros, y una más alta graduación.

Los rendimientos, a pesar de la sequía, están dentro de los parámetros que buscamos para conseguir el estilo de los vinos que queremos para la Denominación de Origen Abadía Retuerta, entre 4.000 y 5.000 Kilos por hectárea.

Buenos vinos los de la añada 2023

El trabajo en la mesa de selección ha sido esencial esta añada, para escoger la uva más sana y en su punto de madurez, quitando algún racimo más verde al inicio y otros con alguna uva pasa al final de la vendimia.

Nuevamente hemos ido a maceraciones relativamente cortas, de no más de 10 días, ya que hemos tenido una muy buena madurez de pieles y la extracción era muy rápida.

Las fermentaciones transcurrieron bien, sin paradas y los vinos en general tienen una muy buena concentración y estructura, taninos maduros, finos y muchísima fruta, llegando la añada a algo más de 14º C de media.

Como dato curioso, las características de la añada han provocado situaciones atípicas como la de vendimiar alguna parcela de tempranillo después de haber cosechado el Petit Verdot.