Primera valoración de los 2017: una añada difícil pero «muy buena»

Uno de los momentos más especiales en el calendario enológico de Abadía Retuerta es la “cata de catalogación”. Así llamamos a la valoración de los vinos de la última cosecha por parte del equipo técnico y de nuestro asesor francés Pascal Delbeck.

Tanto para Delbeck como para nuestro enólogo Ángel Anocíbar, 2017 es un año de “viticultor” y de “vinificador”. Con todas las complicaciones que ha tenido la cosecha (heladas, sequía, adelanto de vendimia…) ha habido que estar muy encima a lo largo de todo el año para entender muy bien lo que le estaba sucediendo a la planta y poder adaptar la elaboración a las características de las uvas que finalmente se cosecharon.

En el mes de febrero consideramos que los vinos empiezan ya a dar la cara. Han concluido las fases iniciales de elaboración y, muy importante, los tintos han realizado ya la maloláctica, una transformación química por la que el ácido málico se transforma en el mucho más amable ácido láctico. Tenemos ya un sabor y un perfil muy real de lo que podemos esperar de la cosecha y de cada una de nuestras parcelas.

La cata de catalogación marca un punto de inflexión importante. Nos permite descubrir cuáles son los mejores vinos de la añada, qué tipo de ingredientes tenemos para realizar el ensamblaje del Selección Especial y si tenemos la calidad suficiente para elaborar nuestros vinos de pago. Como podéis imaginar, la visión global que aporta Delbeck gracias a su profundo conocimiento de los vinos del mundo y a su experiencia en otras bodegas es especialmente importante.

Así son los 2017 de Abadía Retuerta
Aunque aún habrá que esperar casi dos años para poder disfrutar de estos vinos os dejamos algunos apuntes sobre lo que os encontraréis en el futuro.

Color. 2017 no es una añada saturada de color, pero sí que tenemos una tonalidad viva y brillante y un color muy estable. No hay que olvidar que hoy en día los colores profundos e intensos ya no son requisitos obligados de calidad. La paleta de colores en el mundo del vino se ha ido ampliando de la mano de la llegada de nuevos estilos y formas de elaborar.

Aroma. Quizás tenemos algo menos de intensidad aromática que en otras cosechas pero, a cambio, los vinos ofrecen una nariz muy pura, fina y definida que se corresponde claramente con la mayor edad de nuestro viñedo y la gran atención que hemos prestado a las cepas a lo largo de todo el ciclo.

Boca. Quizás lo mejor de la cosecha 2017 es que pese a haber sido un año relativamente cálido, los vinos exhiben un excelente equilibrio y buenos índices de acidez, lo que no siempre es fácil en tierras del Duero. Solo hubo tres o cuatro muestras de las 30 que se cataron en las que se percibieron sensaciones alcohólicas.

Al final, tenemos vinos más complejos que concentrados, con buena profundidad e intensidad de sabores y capaces de ofrecer sensaciones frescas que inviten a seguir bebiendo. Si tuviéramos que poner nota a la cosecha 2017 en Abadía Retuerta diríamos que ha sido “muy buena”.

La mejor prueba de ello es que pese a haber cosechado un 30% menos, en 2017 no tenemos descartes. Todos los vinos son válidos para el Selección Especial frente a un 10-15% de partidas que se desechan habitualmente en otras añadas.

Los pagos en 2017
La buena calidad de la añada también nos va a permitir elaborar la gama completa de nuestros vinos de pago. Estas son las impresiones que Pascal Delbeck y Ángel Anocíbar nos han transmitido sobre cada uno de ellos:

Pago Garduña. Con la marcada personalidad que aporta la syrah de esta parcela. Intenso, con taninos muy finos y nervio en final de boca.

Pago Negralada 2017. Es la raza, la pureza del mejor tempranillo de la finca. Muy potente pero con taninos en calma.

Pago Valdebellón 2017. Hemos conseguido una súper madurez para la cabernet sauvignon. Cerca de la perfección este año.

Petit Verdot 2017. Con su marcada personalidad de siempre en el que es probablemente nuestro vino más racial y original.