Los árboles más singulares de nuestra finca

Desde que iniciamos la redacción de este blog hemos intentado transmitir que Abadía Retuerta es mucho más que una magnífica abadía restaurada y una bodega de prestigio. La finca está llena de fantásticas sorpresas y una de ellas son algunos de los increíbles ejemplares de árboles que alberga.

Desde 1996 en Abadía Retuerta se han limpiado pinares, realizado cortafuegos y plantado unos 65.000 pinos. Desde el año 2007 además hemos desarrollado un proyecto de reordenación del monte que busca la estabilidad y mejora de la masa forestal, el rendimiento sostenido y el afianzamiento de la diversidad. Todas estas actuaciones nos han permitido obtener el sello PEFC de Gestión Forestal Sostenible que se extiende también a la madera, piñones, setas y a las plantas aromáticas procedentes de nuestros bosques.

A continuación os presentamos algunos de nuestros tesoros más preciados que incluyen varios ejemplares centenarios.

La gran encina del Prado del Aceite. Quercus ilex subsp. Encina de 350 años situada cerca de la antigua vía férrea cuya copa, de 12 metros de altura y 18 de diámetro, permite que albergue una diferencia de 5º C con el exterior y asemeja una cúpula vegetal.

El gran pino de Valdebellón. Pinus pinea. Uno de los pinos piñoneros de mayores dimensiones de la finca. El colosal diámetro de 1,12 metros de este pino, la envergadura de su copa y sus 20 metros de altura hacen patente su longevidad (150 años). Muy cerca hay un enebro (Juniperus communis) de 200 años.

Encina de los 14 brazos. Quercus ilex subsp. Situada casi al borde del canal, está catalogada por la Junta de Castilla y León como árbol singular. Y es que las cifras de este árbol singular hablan por sí solas: 400 años, brazos con circunferencias que sobrepasan los 2 metros, 19 metros de altura y una copa de más de 26 metros de diámetro.

Quejigos del Carrascal. Quercus faginea. De grandes dimensiones, se encuentran en la subida por el camino de Valdebellón, en la linde entre Quintanilla de Onésimo y Sardón de Duero, y se presentan como dos formidables jambas de la puerta de acceso a la meseta castellana.

Sequoias. Sequoia sempervirens. Es la especie norteamericana más longeva del planeta. Las nuestras proceden de la Exposición Universal de París de 1889.

 

Cedros centenarios. Cedrus deodara. Nuestra pareja de venerables cedros centenarios, perfectamente simétricos, forma parte del paisajismo diseñado por el ingeniero del Canal de Duero en el siglo XIX.

Conocer y contemplar estos pequeños tesoros es muy fácil. Todos ellos están situados en algunos de los recorridos propuestos en nuestras “Sendas”. Existen cuatro en total, todas ellas fácilmente practicables gracias al folleto explicativo que facilitamos en el hotel o en la tienda de la bodega y en el que se destacan los elementos más atractivos de cada una de ellas. En futuros posts iremos desgranado algunas de estas sendas que se han hecho tan populares entre los aficionados al vino que nos visitan.